Es de necio confundir valor con precio……….

Antes de iniciarse la crisis hemos visto un crecimiento masivo del patrimonio inmobiliario en España.

800.000 viviendas nuevas al año! Una gran maquinaria en movimiento, funcionando y funcionando bien!

Esto supone una gran capacidad de organización. Un gran valor!

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Pero quizás fuera excesivo y, ….. y nos tocó ver y padecer la burbuja inmobiliaria.

Ahora las preguntas de moda son:

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Valen de verdad los inmuebles hipotecados, el precio que se ha pagado por ellos?

– Hasta cuanto van a bajar los precios?

– Hay o no hay mercado en estos momentos?

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Parecen preguntas difíciles pero quizás no lo son tanto.

Las comentamos en un momento y sin pretender dar soluciones:

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– Demanda de viviendas (y ese es la mitad de lo que llamamos “mercado”) hay y habrá porque seguimos necesitando viviendas, porque a todo el mundo le gustaría tener su propia vivienda, porque para formar familia, un deseo básico del ser humano, necesitamos un nido.

– Los precios van a bajar hasta que los sueldos y los ahorros disponibles puedan hacer contraofertas a los precios de venta. Y a fecha de hoy los sueldos se invierten en otras cosas, no alcanzan para comprar viviendas.

De allí que todos estemos más o menos interesados en que los salarios en España no bajen. De lo contrario podría seguir perjudicándose el mercado inmobiliario.

– Tras estas breves reflexiones también se puede concluir que los precios de las viviendas hipotecadas no son ajustados a la realidad económica actual, a las posibilidades económicas de los compradores y por lo tanto están fuera de mercado. Valer, valen, porque hay mucho conocimiento, organización y esfuerzo físico invertido en la construcción de una vivienda, pero en este momento ese no es su precio.

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Solo una cosa es de lamentar:

La desaceleración nos hará perder oficios, conocimientos, músculo empresarial en la construcción. En definitiva perderemos valor, y eso si, es muy triste y hasta grave.

Tanta técnica, tanta ciencia, tantos oficios, tantos conocimientos sin aplicar, se van a echar a perder.

Cuando querramos retomarlos ya no servirán, y los oficios se habrán perdido.

Quizás haya que ir pensando en plantear nuevos sistemas, otras estrategias,  para estar listos para el futuro.

No podemos perder comba!